Hay algo más poderoso que la diferencia de civilizaciones:
el márketing global. Mañana martes se abre en Taipei la feria de la
electrónica Computex,
pero en el asiático Taiwán, como antes ocurrió con la feria de móviles
de Barcelona, en Europa, y antes en el CES de la americana Las Vegas, ni
las propias empresas exhibidoras respetan la apertura de la feria si
con ello consiguen un titular. Es lo que ha hecho Asus
que, además, es de la tierra. Horas antes de la apertura, su presidente
Jonney Shih ha anunciado como "la revolución", "lo increíble" incluso
la "transformación de nosotros mismos". Vayamos allá.
En una presentación multitudinaria, con periodistas
llegados de todo el mundo invitados por Asus, entre ellos este
periódico, Shih fue descubriendo los nuevos aparatos con un mensaje que
parecía extraído de la filosofía del pequeño saltamontes. "Hemos unido
la ingeniería con el humanismo", dice. "Hemos unido en un aparato el
trabajo, el ocio y las red sociales". Y del fondo del escenario brotaban
dos azafatas, una asiática y otra occidental -que hay que cuidar las
formas- con un aparato "único" y por supuesto "revolucionario": Fonepad
Note. Efectivamente a algunos lectores igual Note les suena a Samsung,
pero que tire la primera piedra aquel que este libre de alguna copieta.
Al margen del nombre es novedoso el aparato: una tableta de seis
pulgadas con conexión telefónica 3G, una resolución de pantalla
extraordinaria (1920x1080) en aparatos de sus características, con
altavoces frontales en estéreo y con procesador Intel, que comienza a
entrar en el mercado de smartphones y tabletas. Sigue la tendencia de
los móviles grandes.
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