Ganar cuota de mercado. Con ese objetivo, Microsoft se ha lanzado a
la compra del negocio de dispositivos sin cable de Nokia, un negocio que
dominan de forma abrumadora Google con Android y Apple con iOS. Para
ello, pagará 7.170 millones de dólares, unos 5.540 millones de euros a
la compañía finlandesa. Es una maniobra idéntica a la que protagonizó
Google hace dos años con la adquisición de Motorola Mobility. También,
supone el fin de Nokia, una marca centenaria que llegó a ser el mayor
fabricante de móviles en 1998 y que mantuvo el cetro hasta el año
pasado, cuando lo cedió a Samsung.
El verano está siendo intenso para Microsoft. El gigante de Redmond arrancó a mediados de julio presentando un plan para reorganizar la compañía,
buscando que todas sus divisiones operen como una unidad y ganar así en
flexibilidad para innovar más rápido. Un mes después, Steve Ballmer anunciaba que dejará el puesto de consejero delegado
antes de 12 meses, cuando le encuentren sustituto. Y ahora da de nuevo
la sorpresa con la operación por la que se hace con los móviles de su
gran socia. Son tres movimientos sobre los que se especula en Wall
Street y en Silicon Valley desde hace tiempo, y los tres tienen el mismo
sentido: recuperar el paso perdido por Microsoft en el negocio de la
computación móvil, donde la informática fundada por Bill Gates fue
pionera.
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